Diversos voceros del nuevo gobierno del presidente Ollanta Humala están creando incertidumbre con su descoordinación, al dar mensajes contradictorios y perturbadores sobre la intención de promover cambios, reformas constitucionales e incluso convocar a una asamblea constituyente, esto último conocido por un video propalado el lunes último en Willax TV por la periodista Cecilia Valenzuela. El tema de la incertidumbre sobre la Constitución empezó el 28 de julio, con el polémico juramento del nuevo mandatario en el que invocó los principios de la Constitución de 1979, cuando la que rige el país es la de 1993. Y mientras el ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, ha declarado que el tema -de la reforma- no está en agenda, el titular de Justicia, Francisco Eguiguren, ha dicho que la Constitución del 93 no tiene legitimidad suficiente, por lo que debe modificarse por razones políticas y morales. Por su parte, el congresista Javier Diez Canseco interpreta que, cuando el presidente Humala dijo que necesitamos un nuevo contrato social hizo el planteamiento de una nueva Constitución, por lo que se requiere “un cambio integral” a través de una asamblea constituyente. Luego, la primera vicepresidenta, Marisol Espinoza, subraya que "no hay constituciones sagradas", pero descarta las vías del referéndum o la asamblea constituyente; y la ministra de la Mujer y Desarrollo Social, Aída García Naranjo, se ha mostrado a favor de que se derogue la actual Carta Magna de 1993.Estos mensajes confusos muestran gran descoordinación y desorden en la alianza de partidos y movimientos que forman Gana-Perú y generan un clima de incertidumbre política, económica y social, al crear la percepción de que los grupos radicales de izquierda están jaqueando al nuevo presidente al interior de su partido. Además se polariza a los grupos políticos y se desalientan inversiones futuras por cerca de 40 mil millones de dólares. ¿Cuál es la postura del Poder Ejecutivo sobre el asunto de las modificaciones constitucionales? Desde el punto de vista pragmático, ¿creen que vivimos en una burbuja y que la crisis mundial en germen no nos afectará? Luego, en cuanto a principio y coherencia, recordemos que el triunfo del candidato Ollanta Humala en la segunda vuelta se debió, en gran parte, a la moderación de su discurso, que dejó de lado su inicial radicalismo y prometió en la hoja de ruta respetar la estabilidad constitucional, las inversiones y las líneas maestras del modelo económico.No proponemos aquí el inmovilismo constitucional, pero tampoco un cambio radical, como supondría una asamblea constituyente, que además de innecesaria afectaría la estabilidad política y económica y la gobernabilidad. Desde aquí hemos saludado y promovido las reformas graduales, muchas ya realizadas, pero no la modificación del capítulo económico para volver al estatismo trasnochado y a la promoción de un Estado empresario, cuya ineficiencia la deben cargar luego todos los peruanos. No está ya el Perú para experimentos heterodoxos ni demagógicos que significarían una regresión estatista y populista, cuyos perjuicios gravísimos los viven países vecinos como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Esperamos que, por el bien del país, el presidente Ollanta Humala recupere liderazgo frente a su bancada y que, con el jefe del Gabinete, Salomón Lerner Ghitis, ponga orden en su entorno gubernamental.Se espera claridad sobre este crucial asunto y un programa coherente de Gobierno que asegure los ansiados objetivos de crecimiento económico con inclusión social, lo cual exige reglas transparentes y estables y señales no erráticas sobre el respeto a la Constitución vigente o un anuncio coordinado de lo que se piensa hacer.