La fobia minera del Gobierno es evidente. El impuesto a las sobreganancias lo delata. En efecto, violando el principio de universalidad de toda buena política tributaria, el nuevo gobierno ha dispuesto que solo los mineros paguen el nuevo impuesto, como si ninguna otra actividad generara altas ganancias. Por otro lado, expresiones como las de los ministros de Producción, de Comercio Exterior y del Ambiente denotan claramente que el cañón apunta a la minería, como si no hubiera diferencia entre la minería formal y responsable y la minería informal y contaminadora. No obstante, en contraposición con los ministros "minerofóbicos’, habría que destacar las expresiones de los ministros de Economía y -curiosamente- de Energía y Minas, quienes han destacado el valor de la buena minería y la importancia de preservar su competitividad. Vamos a ver qué resulta de todo esto. ¿Primará la sensatez de los menos o ganará la fobia minera de los más? El tiempo lo dirá, señala fernando Cillóniz.