La del año 2006 será la quinta elección presidencial consecutiva en que la izquierda peruana no se presenta como un bloque unitario. La última vez fue en 1985, cuando Alfonso Barrantes ingresó a la segunda vuelta pero, por la amplia diferencia que obtuvo Alan García, desistió de continuar en la carrera.Desde entonces, el 'tercio rojo' que la izquierda representó entre fines de los setenta y mediados de los ochenta ha venido declinando y es probable que, con la nueva valla del 4%, su participación en el próximo Congreso sea menor incluso que la escasa que ahora posee.Aun para quienes no comulgan con las 'ideas de izquierda' -algo que ya no es sencillo de precisar-, el mediocre desempeño electoral de esta corriente es una mala noticia pues quiere decir que hay un sector de la población que se identifica con ella, pero no encuentra con quién sentirse representado al momento de votar. Sin duda, eso es malo.El declive de la izquierda peruana coincide con la caída del muro de Berlín y la consecuente pérdida de atractivo de las banderas usualmente asociadas a esta tendencia.Sin embargo, dicho destino no era inexorable. La prueba es que hoy varios países de América Latina tienen gobiernos de 'izquierda', como la concertación en Chile, 'Lula' en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina o Tabaré Vásquez en Uruguay.A diferencia, la izquierda peruana está en riesgo de extinción electoral. El problema ha sido su dificultad para modernizarse con el fin de, sin perder su interés por los pobres -que tampoco es patrimonio de esta corriente-, plantear esquemas progresistas que aseguren un crecimiento económico con una efectiva distribución de sus beneficios. Chile es hoy el mejor ejemplo en la región de que esto es perfectamente viable.Un paso indispensable para lograrlo es la necesaria renovación de sus liderazgos. Los 'tíos queridos' de la izquierda -Javier Diez Canseco, Susana Villarán, Rolando Breña, etc.- tienen un papel por cumplir en dicho proceso, pero sin duda deben ceder espacios para que el 'globo rojo' vuelva a ser un buen amigo de muchos, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.