Juan Carlos Oblitas es uno de los mejores delanteros y entrenadores en la historia del fútbol peruano. Cualquiera que lo haya seguido por sus declaraciones, encontrará que se trata de alguien articulado y de carácter definido. Notará usted que estos atributos son bastante raros acá. Abundan de los otros, de esos que en cualquier tema no defienden -sino cantinflescamente- lo que sostienen o que opinan estar, ni a favor ni en contra, sino todo lo contrario. Pues bien, en un reciente spot televisivo -financiado por el tibio gremio de los mineros formales- el ciudadano Oblitas ha decidido prestar su imagen para graficar un tema de sugestiva importancia económica: el llamado impuesto a las sobreganancias mineras.En este, el aludido comete una impertinencia: habla claro. Usando un antecedente deportivo amargo (una derrota futbolística con nuestro vecino del sur), nos recuerda que el Perú compite. Que puede fracasar o puede triunfar. Y que esto depende de nosotros. Pero esto no es todo, además nos recuerda lo que no queremos ver. Que nuestro vecino nos ha ganado en fútbol por básicamente la misma razón por la que su ingreso por habitante nos dobla y por la que capta mucha mayor inversión minera que nosotros. Mientras a ellos tratan de captar inversión agresivamente; a nosotros ese gran oxímoron –los autobautizados tecnócratas de izquierda– nos ha hecho creer que somos ricos y omitir que la presión tributaria local (de la mano con las cargas laborales, burocráticas y el déficit de orden público que la acompaña) espanta a la inversión en el Perú. Así, mientras que algunos nos cuentan que los planes de inversión hacia la minería peruana superan los 45.000 millones de dólares, la realidad contrasta que la inversión realizada -reflejo de la reinversión del 70% de sus utilidades netas- apenas bordea el 7% de este monto. Es decir que actualmente el 93% posterga su decisión de invertir aquí. Claro está. Se ha votado por quienes desean hacer mucho menos competitiva la inversión en el Perú y omiten, tanto que existe una implacable asociación negativa entre la tasa efectiva de Impuesto a la Renta y la inversión en el sector, cuanto que lo poco que se recaude va a ser despilfarrado en un aparato estatal inflado e ineficaz.No le quede duda de que Oblitas va a ser rabiosamente insultado "no tienen elementos técnicos para criticarlo", Carlos Adrianzen, decano de la Facultad de Economía de la UPC.