Se dice que la industria petroquímica es como el Rey Midas del desarrollo industrial: el país que es tocado por ella tiene una base potente para impulsar la construcción de nuevas industrias. El desarrollo de Corea del Sur es un ejemplo de esto, la petroquímica de Ulsan sirvió para proveer de insumos plásticos a este país haciéndolo industrialmente competitivo en todo el mundo. Desde hace cinco años, el Perú empezó a soñar con desarrollar la industria petroquímica en base al gas natural de Camisea. Esto, luego de que se realizaron anuncios para la construcción de plantas que transformarían el recurso natural en fertilizantes, insumos para explosivos y sobre todo en polietileno, insumo principal para el universo de los plásticos. Los avances han sido meritorios, pero aún insuficientes para cristalizar el objetivo de tener una industria petroquímica de clase mundial.Dos modalidades de petroquímica pueden ser generadas a partir del gas natural: la que usa el metano, que es el componente más abundante del gas (más del 90% es metano), y la otra -más ambiciosa- que usa el etano como insumo (10% del gas natural).Tres proyectos han sido anunciados aprovechando el metano de Camisea: los de las estadounidenses CF Industries (CFI) y Órica y el de la sociedad del Grupo Brescia y la chilena Sigdo Koppers (Nitratos del Perú). CFI ha anunciado que invertirá US$2.000 millones en la construcción de una planta de úrea y amonio en Marcona; mientras que Órica construirá una planta de nitratos de amonio a un costo de US$500 millones en el mismo lugar.