"Los que tienen que preocuparse son ustedes, los de Lima. Nosotros tomamos el agua de un manantial del cerro Chinchán. Los que toman el agua del río Rímac son los limeños", responde "no se sabe si desde el egoísmo o el desparpajo" Rubén Angulo, gerente municipal de Chicla.Chicla es el primer distrito cuya población arroja sus desagües domésticos, sin tratamiento, al cauce del río. Por cierto, el Hablador -como lo demostró recientemente El Comercio- ya llega a Chicla envenenado por el exceso de metales mineros que lo corrompen más arriba, en las punas próximas a Ticlio.Lo que Chicla empieza a sumarle al cauce del río es contaminación orgánica, básicamente fecal. Aunque este municipio recibe un importante canon minero y el Rímac pase por el medio de este pueblo, las autoridades locales -reelegidas este año- no han invertido en, por ejemplo, una planta de tratamiento para residuos líquidos. La bonanza del pueblo se evidencia en moles de concreto. El nuevo y pomposo malecón de estilo indigenista contrasta con el paisaje ribereño de cientos de tubos de plástico que salen de la parte trasera de las casas y se hunden en el río para infectarlo. "Lamentablemente, es así. El año pasado nuestro presupuesto participativo debía ser de S/.3 millones, pero solo recibimos S/.2 millones 600 mil. Por eso lo de la planta recién lo vamos a estudiar este año", agrega el funcionario municipal.