No es ningún secreto que, desde el inicio de la campaña, este diario ha visto con preocupación a Humala y a su programa. El modelo chavista-bolivariano que presentaron es un salto al pasado que ha fracasado en donde ha sido aplicado. Así que sería un grave retroceso para el Perú si ese plan fuera implementado.Por otro lado, también nos parecen alarmantes las graves denuncias que se han hecho sobre su pasado y que levantan serias dudas sobre su conducta y accionar cuando estuvo a cargo de Madre Mía, incluyendo los cupos que le habrían pagado.Lamentablemente, en ningún momento Humala intentó aclarar esos casos, pese a que sería fundamental que un presidente despeje esas dudas antes de que jure al cargo. Más aún, ignorarlas y dejarlas flotar sin haberlas aclarado sería un error, ya que esos fantasmas van a tender a retornar a lo largo de su mandato. Finalmente, está la sombra del dictador venezolano, que ha mantenido un conveniente silencio durante medio año -pese a diversos reportes de aportes millonarios- y quien ahora estaría rondando el cielo peruano. Si cayéramos en la órbita bolivariana, el electorado habría sido engañado. Habiendo dicho eso, el pueblo peruano ha elegido a Humala para que sea mandatario por los próximos cinco años. Por tanto, ahora nos corresponde apoyarlo.Sin embargo, para poder hacerlo, él tiene que cumplir con sus ofrecimientos de presidir un gobierno moderado que deje el extremismo de lado. Lo cual es fácil prometer, pero no será sencillo ejecutar. Basta ver a su bancada para apreciar que el radicalismo es el común denominador entre ellos. Incluso, la primera pelea con el ala radical ya se está dando ante la necesidad que tiene Humala de designar a un premier y a un ministro de Economía que calmen a los mercados, así como por la conveniencia de reelegir al presidente del Banco Central.No nos olvidemos de que el Perú viene disfrutando -debido, no al Estado, sino al sector privado y al desarrollo de una economía de mercado- de 18 años de crecimiento el cual, en los últimos años, se ha acelerado y parecía que, finalmente, el despegue había llegado. Por lo que Humala debe dar prioridad al asegurar que se mantiene esa velocidad. Especialmente considerando que, al haber recibido el apoyo de solo la mitad del electorado, no se le ha entregado un cheque en blanco y tiene, por tanto, la obligación de darle tranquilidad a la otra mitad de los peruanos, señala el director del diario Perú 21, Fritz Du Bois.