El Huallaga se convirtió, durante los años más oscuros del terrorismo, en una zona liberada donde convivían narcotraficantes con militares y sicarios. Incluso, a los senderistas los lugareños les decían "compañeros’. En realidad, todos estaban involucrados, de una manera u otra, en el narcotráfico.Así tenemos que el candidato bolivariano estuvo durante más de un año a cargo de una base que se encontraba en el meollo del negocio de la droga y que contaba con una de las mejores "pistas de aterrizaje’ en aquel entonces. Incluso, su permanencia en la zona coincide con el apogeo del traficante "Vaticano’, quien no estaba muy lejos y pagaba cupos directamente a Montesinos a través de un oficial apodado "Capulina’, quien fue arrestado. Coincidentemente, este último es hoy el abogado de Amílcar Gómez, el fiel escudero de Humala y quien, tanto en Madre Mía como en Locumba, lo ha acompañado.Todos los reportes de la época inciden en la complicidad bastante generalizada que existió entre oficiales de la fuerza armada con los capos operando en esa zona al inicio de los 90. Más aún, por los testimonios que hemos recogido tanto de soldados que estuvieron bajo su mando como de traficantes que le habrían entregado los pagos, Humala no fue ninguna excepción y también se habría sumado a la delincuencial tendencia de recibir cupos de los narcos. Esta nueva denuncia se suma a las desapariciones de personas durante su comando que nunca fueron aclaradas, así como a la acusación de haber sobornado al testigo que lo denunció y quien, al retirar su versión original, motivó que el caso fuera archivado.Por otro lado, parece extraño que en ese proceso judicial no hayan sido citados como testigos los soldados que estuvieron bajo su mando. Ese procedimiento se siguió, casi como obligación en todos los otros casos, involucrando a militares acusados de violación de derechos humanos. Uno tiene la impresión de que al Poder Judicial le quemaba el caso del candidato y se quería deshacer del expediente muy rápidamente.De cualquier manera, las serias dudas acerca de Humala aumentan a diario, pero ya estamos a escasas horas de que pueda ser elegido mandatario alguien que podría arrastrar un delincuencial prontuario de su pasado y el cual, en ningún momento, ha intentado aclarar. No nos queda sino persignarnos, rezando al cielo, con la esperanza de que Dios y Madre Mía nos den su protección, señala el director de Perú 21, Fritz Du Bois.