La jarana por los 50 años de la primera dama Eliane Karp, en el balneario de Punta Sal, debe de haber sido 'de rompe y raja', pero la resaca le pasó la factura solo al presidente Alejandro Toledo, al que le cayeron encima duras críticas por seguir utilizando el avión presidencial para sus festejos privados.El primero en poner el grito en el cielo fue el primer vicepresidente, David Waisman, quien calificó como un "lamentable error" el uso de recursos del Estado para fiestas particulares. "Estamos tratando de irradiar una imagen de ahorro, de sobriedad, de control de gastos, y no solamente de hechos sino también de gestos se construyen las cosas. Tiene derecho de hacerlo, pero se deben guardar las formas", expresó.El presidente del Congreso, Marcial Ayaipoma, coincidió en que Toledo tiene derecho a utilizar el avión presidencial, pero le invocó consecuencia. "Estamos ya de salida, en un momento de austeridad, y hay que dar muestras claras para que el próximo gobierno y el Congreso que venga se contagien de este sistema", remarcó.