DEBEN DISIPARSE TEMORES DE DESACELERACIÓN
19 de abril de 2011

La incertidumbre que ha generado el resultado de la primera vuelta electoral se está trasladando al sector real. Si en un principio los principales afectados fueron la bolsa de valores y el mercado cambiario, se están observando algunos indicios de contagio en la producción. Por ejemplo, se está sintiendo un freno en las adquisiciones de viviendas, lo que conllevaría una retracción de la construcción, un sector que moviliza muchas otras actividades, principalmente manufactureras.Por ello, es responsabilidad de los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta el próximo 5 de junio disipar los temores que sus propuestas y sus posturas están provocando entre los agentes económicos. Si no toman en consideración esta urgencia, el riesgo es que en estos casi dos meses la preocupación que hoy está en aumento se convierta en una crisis de confianza que podría tener efectos difíciles de subsanar en el mediano plazo.De momento, el equipo económico del Gobierno ya está previendo una desaceleración de la producción a partir del presente mes, lo cual implicaría una revisión de las proyecciones de crecimiento del PBI para este año. Cuando todavía no se vislumbraba el resultado de la primera vuelta (hace muy poco), el BCR proyectaba una expansión de 7%, basado en el resultados del año pasado (8.8%), en tanto que el ministro de Economía, Ismael Benavides, auguraba que la producción crecería "fácilmente" 7.5%. Hoy que el panorama es distinto, en el Gobierno se estaría pensando en reajustar sus cálculos a la baja.Lo cierto es que en medio de la falta de credibilidad en el discurso electoral es muy complicado elaborar proyecciones, puesto que los supuestos que se utilizan para el análisis reflejan una coyuntura incierta. Los llamados a la calma que han protagonizado tanto el presidente Alan García como el ministro Benavides están teniendo eco en el exterior, pero en el mercado interno se requiere que los propios candidatos aclaren las dudas. El peligro es latente porque si la producción se contrae, el mayor perjuicio recaerá en la generación de empleo, que ha estado aumentando conforme el PBI lo ha hecho. Hay demasiado en juego y podría echarse a perder si en lugar de revertirse, la intranquilidad se agrava.

  • [Gestión,Pág. 30]
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