En las última semanas nos hemos pronunciado en esta columna en favor del afianzamiento del estado de derecho y de la profundización y perfeccionamiento de un modelo económico que ha llevado a que el país crezca de forma importante. Lo anterior nos lleva a plantear ahora que en esta segunda vuelta los dos candidatos aborden con mayor seriedad y firmeza asuntos económicos de trascendencia para el país.Creemos que a esta altura las propuestas deberían ser suficientemente claras y coherentes, porque requerimos saber cuál será la estrategia para atraer más inversiones al sector productivo más importante del país: la minería.Tengamos en cuenta que solo por Impuesto a la Renta, la minería pagó entre 1999 y el 2009 más de S/. 41,000 mlls., lo que significó el 32.4% del total, y esto pese a que solo participa con el 7.7% del PBI nominal. Su contribución es mayor al de los demás rubros, pues debe soportar una carga tributaria 1.7 veces más que al del conjunto de los otros sectores. Pero también existen otros datos que hacen a este sector como uno de los más importantes de la economía, como la generación de empleo, sobre todo indirecto, y el intenso movimiento que da a pymes que actúan como sus proveedoras. Si bien existen empresas que no mantienen una buena relación con las comunidades, lo que les ha valido aplazar proyectos, como el de Tía María, también es justo decir que existen otras que han superado largamente esas deficiencias.Los candidatos tienen que considerar que no se soportarán indefiniciones eternamente. Una muestra ya la está dando la Bolsa de Valores de Lima, afectada, fundamentalmente, por la caída de las acciones mineras. Pero también deben tener en cuenta el nerviosismo de los agentes del sector, que podrían postergar y hasta reducir sus inversiones si observan, por ejemplo, la voluntad de crear, sin mayor sustento técnico, un impuesto a las sobreganancias. La primera advertencia ya la ha dado el Citigroup, que considera que si Humala gana, la producción de cobre del Perú y la expansión minera se verán significativamente afectadas. Adicionalmente, siempre queda el riesgo de que nos tome por sorpresa una repentina contracción de los altos precios internacionales de los metales. En consecuencia, ambos aspirantes al sillón presidencial deben ser claros y coherentes sobre este tema, y entender que un paso en falso podría llevar a que se reduzca la actividad de uno de las principales sectores económicos del país.