TASAS BOLIVIANAS
25 de marzo de 2011

Félix Jiménez, jefe del plan de gobierno de Ollanta Humala, me responde con insultos. Me llama "mentiroso", "cortesano", que confundo "la lealtad a un negocio con la lealtad al país", por señalar que la carga tributaria a la minería implícita en la entrevista de Humala a "La República" del día sábado 12 de marzo sería de 60% o más, lo que alejaría la inversión minera del Perú cortando nuestra velocidad de desarrollo. Para después, probablemente, "nacionalizar".Humala dijo allí que establecería un impuesto a las sobreganancias, nuevas regalías y "que el canon minero lo paguen las empresas y no el Estado como sucede ahora". Solo esto último, por ejemplo, supone 15 puntos más al Impuesto a la Renta. Pero ahora resultaría que no es eso lo que quiso decir, sino que el canon lo está pagando el Estado del Impuesto a la Renta, de lo que no se desprendería que sean las empresas las que lo paguen. Me parece bien que Jiménez corrija a Humala, pues un Impuesto a la Renta de 45%, más los otros conceptos, nos sacaría de la competencia internacional. Además, en efecto, en el plan de gobierno de Gana Perú no figura esa propuesta. Un alivio.Pero lo que sí figura en el plan de gobierno es algo peor: "establecer una tasa de 40% a 45% a las utilidades extraordinarias" de las empresas mineras. Según el propio Jiménez ("La República", 24/3) "las sobreganancias generadas por el aumento espectacular de sus precios (en el período 2004-2010) ascienden al 52,3% del total exportado en dicho período". Eso significa que representaron un porcentaje aun mayor de las utilidades. Supongamos que ese porcentaje sea, para ser conservadores, 60%. Eso significaría una tasa adicional de 27% al Impuesto a la Renta. Es decir, un Impuesto a la Renta total de ¡57%! Si a ello se suman "nuevas regalías” (ahora 6% de las ganancias en promedio), el 8% para los trabajadores y el impuesto a los dividendos (3%), estamos hablando de una tasa efectiva de Impuesto a la Renta del orden del ¡74%! ¡Una tasa boliviana!, la receta perfecta, efectivamente, para que no venga más inversión al Perú considerando que en Chile, con nuevas regalías y todo, esa tasa asciende al 40%, en el peor de los casos.Lo que se quiere, entonces, es capturar las ganancias de la minería para instalar instantáneamente la felicidad social de los aumentos de sueldos, las pensiones universales y otros programas que durarán el tiempo que tome el acabamiento progresivo de las reservas de las minas. Y cuando eso pase, ¿qué hacer? ¿Nacionalizar, tomar el control? Sería un crimen volver a caer en lo mismo luego de haber conquistado, por fin, el desarrollo acelerado y sostenido.