En el 2002 se desató una de las más furibundas protestas que se pueda recordar en Arequipa. Las calles fueron tomadas, las carreteras de acceso estaban bloqueadas y todas las actividades económicas de la Ciudad Blanca habían quedado totalmente paralizadas. ¿La razón? La población estaba en contra de la privatización de la Empresa de Generación Eléctrica de Arequipa (Egasa), que había sido concedida a la entonces belga Tractebel. En esa época, el ahora ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez, dirigía el comité de privatización de esta firma. Finalmente, el proceso quedó trunco, pero con este también quedó en suspenso la privatización del resto de compañías de generación estatales.Han pasado muchos años desde aquella decisión y Electro-Perú, Empresa de Generación Eléctrica Machu Picchu (Egemsa), Egasa, Empresa de Generación Eléctrica del Sur (Egesur) y Empresa de Generación Eléctrica San Gabán se han mantenido dentro de los linderos del Estado. Sin embargo, el crecimiento de esas firmas ha sido prácticamente nulo y han perdido drásticamente participación en el mercado.