En el tema de las elecciones generales, más vale prevenir que lamentar. Por eso, como acaba de demostrar la mesa redonda de El Comercio, hay una agenda que debe atenderse urgentemente. Como se concluyó en la mencionada mesa redonda, hay dos tareas iniciales: respaldar la imparcial aplicación del marco normativo actual y por definirse, y que el Gobierno cumpla con su compromiso de neutralidad, más aun cuando no han cesado demandas sociales que algunos personajes del régimen podrían pretender calmar vía el clientelismo y el derroche fiscal.En lo primero, se espera que el Ejecutivo convoque a elecciones máximo en noviembre, con la respectiva asignación de recursos para el JNE, ONPE y Reniec. Estos organismos no solo necesitan recursos, sino también demostrar eficiencia. Preocupa que el JNE y la ONPE estén disputándose la campaña educativa electoral. No se puede malgastar el escaso presupuesto asignado en un cruce de funciones que afectará la credibilidad de ambas instituciones.En cuanto al Gobierno, Perú Posible debe ser efectivamente neutral. Si bien la chacana participará en los próximos comicios, no puede usar los recursos del Estado para propaganda electoral. Pasó la época en que los funcionarios o el propio presidente de la República hacían campaña desde la privilegiada posición que da el sillón ministerial o el balcón de Palacio de Gobierno y parecía correcto. Hoy es inaceptable.