El 19 de febrero de este año, el Ministerio del Ambiente (Minam) comenzó un proceso de erradicación masiva de dragas -embarcaciones de mediano tamaño utilizadas para remover el oro a partir de los sedimentos fluviales-, utilizando como sustento legal el Decreto de Urgencia 007-2011 que, entre otras cosas, prohíbe su uso y el de artefactos similares para la extracción de oro en Madre de Dios. Como era de esperar, los mineros informales respondieron de manera violenta con protestas públicas y disturbios que terminaron con la muerte de dos personas, logrando que el Gobierno paralice la intervención.La naturaleza informal de la extracción de oro genera problemas en tres niveles. En el económico se incluyen problemas derivados de la falta de tecnificación en los procedimientos de explotación y la falta de información sobre el tamaño de las partículas del metal, lo que ocasiona que muchas de las partículas más finas se desperdicien al momento del filtrado del metal, generando ineficiencia. El segundo nivel comprende problemas de evasión tributaria asi como los sociales derivados de un mercado laboral no regulado dentro de la industria. De acuerdo con declaraciones de autoridades del Minem, la cantidad de masa laboral involucrada dentro de la actividad bordea las 18,000 personas que usualmente trabajan en malas condiciones laborales, pero que tienen a la minería como única fuente de sustento. El tercer nivel es el de los problemas a escala medioambiental. La falta de regulación sobre este tipo de explotación aurífera afecta el ecosistema de la zona en términos de, por ejemplo, deterioro de la calidad del agua superficial (con la consecuente desaparición de la fauna y la flora acuática), deforestación, degradación del suelo, contaminación del aire por hidrocarburos y, como punto aparte, contaminación por mercurio, con graves consecuencias sobre la cadena alimenticia y la salud.Las intervenciones que el Estado comenzó a llevar a cabo son necesarias y resulta preocupante que se hayan detenido. Se tiene que reconocer que una política realista de erradicación debe ser capaz de prever que cualquier cambio en la situación de la minería en Madre de Dios implica conflicto, pues existen importantes eslabonamientos de esta actividad informal con el resto de la economía local. No obstante, el Estado debe complementar las intervenciones de erradicación con políticas que faciliten la migración de las personas involucradas con la minería hacia otras actividades o, al menos, fomentar la introducción de métodos y tecnología menos contaminantes entre los mineros informales. Resultará clave ver cómo aborda este tema el próximo gobierno, señala Rubén Ocampo, analista de Macroconsult.