Luego de alcanzar la estratosfera a mediados del 2008, el precio del petróleo (West Texas) se desplomó a US$ 39 por barril al cierre del año. Hacia diciembre del 2009, con la recuperación de la economía mundial, el precio trepó hasta US$ 79. Hoy en día, impulsado por las revueltas de África del norte y el Medio Oriente, la cotización alcanza los US$ 100. Según The Economist, la reducción de la oferta global debida a los sucesos de Libia es solo de 1%; y la revista señala -citando a analistas de Nomura- que en un escenario adverso, el precio podría escalar hasta el terrorífico nivel de US$ 200.Aunque el peor escenario no se materialice, todo parece indicar que los precios del petróleo seguirán elevados en tanto las economías emergentes sigan creciendo rápido. En el largo plazo, el incremento en la demanda de energía exigirá un cambio sustantivo en la matriz energética mundial. A inicios del siglo XIX la madera abastecía un 95% de la demanda. Hacia 1900 el carbón era el líder, generando un 70% de la oferta mundial. El petróleo alcanzó su mayor participación justo antes del primer choque de precios (1973), cubriendo alrededor de la mitad del requerimiento de energía del planeta. Para el año 2040 se espera que esa participación baje a un 20%, con el gas y las fuentes no convencionales aumentando sustantivamente. En el Perú, la participación del gas se ha ido incrementando gracias al desarrollo de Camisea, pero el peso relativo del petróleo sigue más que duplicándolo. Además, aunque el gas tiene aún mucho pan por rebanar, el principal destino de nuestro país debe ser el hidroeléctrico, energía no solo limpia, sino también renovable y disponible en gran cantidad. Nuestro potencial hidroeléctrico alcanza los 60 mil MW, unas 60 veces la capacidad de la Central del Mantaro.En el 2004 se creó un fondo de estabilización de los combustibles para atenuar los efectos de la volatilidad internacional sobre los precios domésticos. En la práctica, el Fondo devino en un subsidio. En abril del 2010 el MEF introdujo una corrección que obligaba actualizar las bandas de precios cada dos meses. La última fue realizada a fines del año pasado, desencadenando una subida de 8.2% en los precios. Llegado el turno de la nueva actualización, y frente a la nueva escalada del petróleo, se ha decretado una suspensión "temporal", que en buen cristiano significa reintroducir los subsidios. Mientras más tarde, más traumático será el sinceramiento, como bien lo ilustra la experiencia reciente de Bolivia, señala Javier Portocarrero Maisch, Economista CIES, opinión personal.