Mientras el precio por barril de petróleo coquetea maliciosamente con los US$100, las aerolíneas que operan en el Perú sacan de la galera su último recurso: el Fuel Charge, o cargo por combustible que se les hace a los pasajeros, la misma fórmula que durante la crisis del 2008 les permitió trasladar parte del sobrecosto a sus usuarios. De momento, el cargo no ha sufrido mayor variación, pese a los problemas en Egipto y Libia. Así lo precisa el presidente de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI), Daniel Ratti. Sin embargo, ya las aerolíneas que operan en el Perú calculan un gasto de US$150 millones extras a los US$300 millones que planeaban destinar al uso de combustible este año. Pero claro, eso si el desbarajuste en Libia termina pronto.