Como era de esperar, la reducción del Impuesto General a las Ventas (IGV) de 19% a 18% ha reactivado los reclamos del sector privado para avanzar, de modo urgente, hacia un sistema tributario mejor diseñado, integral y equitativo. Y, mientras el titular de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, hace severos llamados de atención a la Sunat, entidad que está finalmente adscrita a su propio despacho, los candidatos presidenciales han soslayado el tema o solo han hecho tímidas apuestas por revisar o bajar ciertos impuestos en determinados sectores. En tal escenario, reiteramos la necesidad de que el tema tributario sea introducido en la agenda electoral. Los ciudadanos tenemos derecho a saber qué enfoque van a aplicar los distintos partidos y alianzas para recaudar mejor, disminuir la evasión y ampliar la base de contribuyentes. En los últimos días, gremios como la Cámara de Comercio de Lima han demandado un régimen tributario flexible y accesible para el pago de las obligaciones tributarias. Con ello, afirma su presidente, Carlos Durand, se espera ampliar la base de contribuyentes, para superar la escandalosa e injusta realidad actual en que apenas el 3% (14 mil empresas) aporta el 86% de los ingresos fiscales. En tanto, la jefa de la Sunat, Nahil Hirsh, ha dicho que se tiende a sobredimensionar la participación de los grandes contribuyentes en la recaudación, puesto que se contabiliza el IGV que aquellos le trasladan finalmente al consumidor. Lo innegable es que sufrimos los perjuicios de una economía altamente informal y que el sistema tributario tiene mucho que ver con eso. Nuestro país ocupa el puesto 86 en el rubro tributario del ránking Doing Business del Banco Mundial, que mide la facilidad con la cual un país permite desarrollar negocios. Necesitamos con urgencia, entonces, una reforma tributaria integral antes que medidas improvisadas que responderían más a la coyuntura política. Esa reforma debe incluir la simplificación de la enmarañada legislación tributaria, de modo que pagar impuestos sea cada vez más fácil para los ciudadanos y las empresas. Asimismo, debe contemplarse la eliminación de las exoneraciones y de los impuestos antitécnicos que de temporales pasaron a ser permanentes. La modificación de las tasas de impuestos como el IGV o el Impuesto a la Renta, en tanto, debe responder a la visión que se tenga sobre el Estado y a sus competencias, con una perspectiva técnica y equitativa. Hoy el Estado Peruano enfrenta la paradoja de estar sobredimensionado en ámbitos donde no lo requiere y ausente en otros donde su presencia es vital. Esperamos de los candidatos un pronunciamiento claro y preciso sobre este crucial tema. Consolidar la positiva tendencia de crecimiento macroeconómico y concatenarla con políticas de inclusión y mejora del empleo demanda un compromiso con el modelo de economía social de mercado, que ha funcionado bien con los últimos gobiernos, pero que obviamente exige correcciones también en el aspecto tributario, sin caer en excesos.