Sería un acto de justicia para todos los peruanos si el Gobierno decide -como uno de sus últimos actos- retornar el IGV al nivel de 18% en el cual estuvo durante mucho tiempo hasta que fue, sorpresivamente, incrementado hace más de siete años, pese a que entonces dijeron que se mantendría "solo por seis meses’ para cerrar la brecha de un desastroso aumento otorgado al magisterio, el cual no estaba financiado.Más aun, ese incremento del impuesto -por lo apurado y poco estudiado- fue la más evidente confiscación tributaria que se haya realizado en muchos años, ya que se efectuó sorpresivamente y únicamente con el fin de cubrir el forado causado por la incompetencia en el manejo salarial del Gobierno. Luego, como ocurre siempre en el Estado, se acostumbraron al gasto y el aumento transitorio se ha eternizado.Así que el hecho de que el Gobierno esté evaluando, finalmente, cancelar ese incremento nos parece correcto, puesto que las cuentas fiscales van camino a ser nuevamente superavitarias y sería adecuado el destinar parte de esos recursos para restituirle su dinero al ciudadano. Especialmente, considerando que en la actual campaña electoral hay candidatos que nos están amenazando con pasarnos nuevamente la factura por las demagógicas promesas que están haciendo. Mejor que nos devuelvan ese dinero para que no le sea fácil al próximo mandatario el considerar nuevamente volver a confiscarnos.De otro lado, los políticos que con ligereza hablan de un "modelo primario exportador que ha fracasado’ deberían reflexionar sobre nuestra fantástica transformación. Hemos dejado de ser un país aislado y atrasado, que sufría de déficits comerciales permanentes, debido al modelo de sustitución de importaciones impuesto por Velasco. Más bien gracias a la fuerte inversión así como a la competitividad que se ha logrado bajando aranceles y abriéndonos a la competencia global, hoy tenemos una dinámica economía de mercado, la cual exporta 10 veces más que cuando "disfrutaba’ de la protección estatal antes de la reforma comercial hace 20 años.Por tanto, tengamos cuidado con los candidatos; los mejores gobiernos son aquellos que son austeros y en los cuales no sobran los recursos ni el ciudadano se deja ser confiscado. Mientras que la mejor manera de ganar competitividad no es con intervención estatal sino aligerando al emprendedor de la carga del Estado, señala Fritz Du Bois.