MÁS DEBE VALER LA CALIDAD QUE LA CANTIDAD
26 de enero de 2011

La política macroeconómica del próximo gobierno, si seguimos las promesas de los candidatos, incluiría el control de precios para frenar la inflación, así como el aumento de las remuneraciones y el incremento del número de puestos de trabajo. Suponemos que más de un lector ha sentido repentinamente el dèjá vu. En efecto, esas promesas de los candidatos presidenciales de hoy se asemejan peligrosamente a las medidas que implantó el primer gobierno de Alan García y que resultaron en un descalabro económico de proporciones calamitosas.Lo que resulta preocupante -y peligroso- es que candidatos que son economistas o que están siendo asesorados por profesionales de esa especialidad, figuren entre los más entusiastas promotores de las políticas ochenteras, advirtiendo sobre el peligro de la inflación, en lugar de afianzar la disciplina y prudencia en el manejo fiscal que fue una de las bases para el buen desempeño que ha tenido la economía peruana en los últimos años.De otro lado, se argumentará que ahora hay recursos y que por tanto pueden "invertirse" en mejorar las remuneraciones. Pues, bueno, hay que tener cuidado con esa promesa, porque un incremento de la demanda (ya bastante dinámica) podría empujar los precios al alza y traerse abajo el orden con que se han estado manejando las finanzas públicas. Creemos que los candidatos presidenciales deben evaluar con más cuidado las consecuencias de sus generosas ideas, antes de estar haciendo anuncios con tanta soltura.La realidad del Perú es muy distinta de lo que era hace diez, veinte o treinta años. Si bien la sensación de que se está mejorando se está generalizando, todavía hay muchos problemas por resolver. En el plano laboral, el obstáculo más grande no es la creación de empleos, sino de empleos de calidad. Según el INEI, más del 50% de la PEA ocupada en el país se encuentra subempleada, la gran mayoría por concepto de ingresos, es decir, gana menos del mínimo necesario para cubrir el costo de una canasta de consumo básica.Así las cosas, los candidatos responsables tienen la obligación de repensar sus promesas y dejar de recurrir a los argumentos fáciles. Los electores están esperando ofrecimientos más serios y mejor sustentados. Más vale la calidad que la cantidad.

  • [Gestión,Pág. 30]
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