El año pasado el Perú tuvo el privilegio de recibir dos de los economistas más influyentes mundialmente: Michael Porter y Dani Rodrik. Porter -líder mundial en temas de competitividad- enfatizó que el Perú debería priorizar el desarrollo de clústeres sobre la base de sus recursos naturales. Rodrik - especialista en desarrollo económico- recomienda a los países en desarrollo adoptar políticas de industrialización agresivas (ojo, no por sustitución de importaciones).En esa línea, sería lógico que el gobierno peruano se enfocara en promover la industrialización y la formación de clústeres en los sectores en los cuales poseemos ventajas comparativas, entre los que destaca, por supuesto, la minería. En principio, el hecho de que el Perú sea el primer productor mundial de plata, el segundo de cobre y zinc, el tercero de estaño, el cuarto de plomo y el sexto de oro nos proporciona un escudo frente a los vaivenes de la economía mundial. Si al mundo le va mal, el Perú no sufre tanto porque la demanda del oro (activo seguro) crece. Asimismo, si al mundo le va bien, el precio de los demás metales que exportamos aumenta y con ello el valor de nuestras exportaciones. Otras ventajas comparativas de la minería peruana son la elevada ley de sus vetas minerales, la topografía que permite obtener economías de escala, y la disponibilidad de insumos y servicios conexos en el mercado nacional. Esto ha incentivado a muchas multinacionales mineras a invertir en el Perú.Sin embargo, un reto pendiente es agregar más valor. Actualmente, el Perú ya produce y exporta barras de oro refinadas, cátodos de cobre, entre otros productos con valor agregado. Pero definitivamente se puede ir más allá. Las realidades de otros países muestran cómo la minería puede integrarse con industrias como la petroquímica, la fabricación fotográfica, los productos médicos y dentales, la joyería, entre otras. Para lograr este objetivo tanto Porter como Rodrik sostienen que es imprescindible un mayor apoyo del Estado en políticas de industrialización (subsidios para I&D, formalización, encadenamientos productivos, etc.).Paradójicamente, algunos congresistas se ensañan en meterle cabe a la minería, presentando proyectos de ley para aumentar las regalías y crear un impuesto a las "sobreganancias". En el Perú las empresas mineras no solo enfrentan una carga tributaria mayor que la de otros países, sino también regalías que gravan la producción en lugar de las utilidades (a diferencia de Chile y Canadá), cobrándose incluso cuando las empresas generan pérdidas. No nos disparemos al zapato. Hagámosle caso a Porter y Rodrik y apoyemos a la minería, señala Aldo Defilippi, Director ejecutivo de AmCham Perú.