La expansión de la economía peruana en noviembre pasado sorprendió incluso a los analistas financieros, que habían pronosticado un crecimiento de 9,2%, pero fueron superados por el contundente 9,98% de dicho mes. Crecer a ese ritmo, sobre todo si los motores son sectores que generan muchos puestos de trabajo y demuestran la solidez de la demanda interna, es muy destacable.El sector construcción, por ejemplo, activa, a su vez, otros rubros como la producción de cemento, madera, vidrios, mano de obra, financiamiento, seguros y otros de efecto indirecto como electrodomésticos, muebles, etc., todo lo cual tiene un efecto multiplicador que hace que la economía entre en un interesante círculo virtuoso.Sin embargo, todo en exceso es riesgoso, inclusive el crecimiento. Por ello, si consideramos el contexto internacional, que presiona al alza el precio de ‘commodities’ como el petróleo y algunos alimentos, y a eso sumamos el dinamismo de la economía local, debemos advertir sobre la necesidad de evitar un recalentamiento que nos pudiese hacer ingresar en un escenario inflacionario.Ante esta posible tendencia, instamos al Gobierno y al Ministerio de Economía y Finanzas a actuar con responsabilidad y realismo; y al Banco Central de Reserva a estar muy vigilante para reaccionar según exijan las circunstancias, con herramientas de política monetaria como la tasa de interés referencial, que ya ha venido aplicando. Finalmente, con miras a las próximas elecciones, resulta necesario que los principales candidatos presidenciales nos digan cómo van a sostener este crecimiento, con empleo e inclusión social, sin caer en excesos ni experimentos heterodoxos. En general, entonces, vamos por el camino correcto, pero debemos permanecer alertas ante la incidencia de factores externos e internos que podrían ser perniciosos.