EL REVUELO DEL TUCÁN
13 de septiembre de 2005

Cuando la política se ha hundido en una profunda mediocridad como ahora, es un placer observar a un político experimentado e inteligente como Luis Bedoya Reyes, que habla claro y que, a los 86 años, mantiene intactas la chispa y la rapidez mental que lo han acompañado a lo largo de su amplia trayectoria. Pero su presentación del domingo, en Pulso Nacional, no alcanzó el impacto que se pensó que podía tener. Principalmente, porque fue demasiado obvio que su reaparición tuvo la intención de reforzar la candidatura de Lourdes Flores, quien si bien encabeza, hasta el momento, la contienda electoral, su todavía frágil liderazgo se ha visto amenazado, de un lado, por el intento de Ántero Flores-Aráoz de conformar un frente alternativo al de Unidad Nacional y, del otro, por la indecisión del alcalde Luis Castañeda sobre cuál de las dos 'flores' prefiere. Por momentos, las intervenciones de Bedoya traslucieron la sensación de que Lourdes Flores se encuentra en una situación tan compleja que necesita de la aparición del patriarca del PPC para rescatarla, lo que no es el caso. De este modo, sin pretenderlo, Bedoya contribuyó a darle una importancia a la propuesta de frente amplio de Flores-Aráoz que todavía no ha alcanzado. Al mismo tiempo, las críticas que Bedoya realizó a rivales de Lourdes Flores -como Alan García y Valentín Paniagua- han producido réplicas de apristas y acciopopulistas, colocándolo en el nivel de un pico a pico que, naturalmente, corresponde a los políticos de segunda línea y no al que tiene su categoría política. Asimismo, Bedoya transmitió, durante varios pasajes de la entrevista dominical, un tono de añoranza por el partido que fundó y que, en la última década, se fue desinflando a medida que varios de sus integrantes partieron hacia otras tiendas políticas. Lo mismo ocurrió con su reclamo de que Flores-Araóz no le haya consultado sobre el pacto político que pretende alcanzar. Bedoya puede convertirse en un buen refuerzo de la campaña de Lourdes Flores, pero la intervención del domingo no es la mejor manera de hacerlo.