La calificadora de riesgos Moody´s en su reciente informe sobre la fortaleza financiera de los países asigna al Perú la calificación D+, debajo de Chile (C+) que es primero en Latinoamérica seguido por Brasil (con la misma calificación). Canadá se confirma como el país que cuenta con el sistema financiero más sólido del mundo (entre B y B+), según destaca Macroconsult. Si bien la calificación del Perú se mantiene estable, está lejos de los estándares mundiales, debajo de los líderes en la región y es similar al que tiene Portugal (que enfrenta el riesgo de crisis del pago de su deuda). El nivel de estabilidad y solidez del sistema financiero nacional es uno de los factores que explica parte del crecimiento sostenido de nuestra economía en los últimos años. Y si bien el nivel de solidez alcanzado se mantiene en términos generales, tras la crisis financiera mundial se han empezado a prender algunas luces ámbar en los sectores de microfinanzas y créditos de consumo que no representan todavía un riesgo mayor pero que es necesario atender.En este contexto, son pertinentes las recomendaciones del BCR orientadas a garantizar la solvencia individual de las entidades del sistema financiero local. En particular, la necesidad de medidas para atenuar la tendencia colectiva de las entidades del sistema financiero, familias y empresas, de tomar mayores riesgos en la fase expansiva del ciclo económico (como el que atraviesa el país) a fin de limitar la formación de desequilibrios o desbalances financieros en el tiempo.Asimismo, fortalecer la resistencia del sistema financiero a amenazas de contagio y diferentes fuentes de interrelación entre las entidades de este sector, asociados a choques (endógenos o exógenos), dado que otra fuente principal de riesgo sistémico es la existencia de entidades financieras individuales que carecen de todos los elementos para la evaluación de los efectos colaterales que pueden tener sus acciones sobre el riesgo de las demás entidades del sistema financiero.Es claro también que para identificar las fuentes de inestabilidad financiera y responder a estos escenarios oportunamente se requiere la participación conjunta del MEF (autoridad fiscal), la SBS (ente regulador financiero) y de la propia autoridad monetaria.