2010, AÑO DE CAMBIOS EN LA OPINIÓN PÚBLICA
30 de diciembre de 2010

Al revisar los hechos políticos del 2010, debemos asentir que el más positivo fue la elección de presidentes regionales y alcaldes, cuyos resultados nadie puede cuestionar, pese al lento conteo de votos y actas. Y es que lo importante no solo fue la elección de esas autoridades, sino la verificación de que la ciudadanía comienza a movilizarse, lentamente es cierto, para constatar la calidad de las propuestas y si los postulantes poseen la suficiente ética. Este fue un buen ejercicio para los comicios generales que se realizarán en abril próximo, y los que vendrán más adelante, y una advertencia a los partidos, sus dirigentes y a las autoridades, pues se nota una actitud menos indiferente de la ciudadanía frente a las acciones de corrupción, y una menor tolerancia con candidatos o autoridades que un día se pronuncian en un sentido, y al siguiente en otro. Un ejemplo es lo ocurrido con la electa alcaldesa de Lima, Susana Villarán, que ha debido desdecirse y sostener que el municipio sí puede investigar el caso Comunicore. De haber sostenido lo contrario, habría contradicho su discurso electoral y contrariado a electorales que están dando muestras de no perdonar. Esta conducta proactiva de los ciudadanos, apoyada e impulsada por instituciones públicas, como la Defensoría del Pueblo, y organismos independientes, como algunas ONG, es una advertencia a la reforma de los partidos y una notificación a las altas autoridades, como el presidente de la República, que a toda costa deben evitar interferir en un proceso electoral. En la orilla contraria, cargada de una nota absolutamente negativa, se encuentra la corrupción, que se ha constituido en un asunto que ha ocupado mucho espacio en los medios de comunicación y que ha cautivado la atención de la opinión pública, tanta que en las encuestas aparece como el principal problema que enfrenta el país, por encima de temas que deberían ser de más urgente resolución, como la pobreza y el desempleo. Sin embargo, esta evaluación del 2010 nos hace creer en el futuro, pues si se afianza la opinión vigilante de la ciudadanía, podríamos aspirar a que los candidatos propongan lo que realmente pueden hacer y así consolidar nuestra democracia y alcanzar el aspirado desarrollo del país.

  • [Gestión,- Pág. 30]
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