Este año los pobladores de la provincia de Islay castigaron sin piedad a Tía María, el proyecto minero de Southern Copper. No la dejaron mostrar sus bondades y la argumentación para oponerse a ella se volvió irracional. Pero más allá de este caso, el proyecto puso sobre el tapete la falta de una gestión adecuada en el manejo de los recursos hídricos y de un compromiso mayor de los grandes proyectos mineros para sembrar agua y a cambio obtener tranquilidad. Pese a que algunas empresas, como Minera Milpo y su proyecto Cerro Lindo -que desalinizó agua y tuvo cero enfrentamientos con la población- han manejado mejor el tema, lo cierto es que el líquido elemento se vuelve cada vez más escaso y prolifera el denominado estrés hídrico. Si no se desarrolla una política de más largo plazo para manejar el tema, los problemas alrededor de este seguirán subsistiendo y la minería los sufrirá.