De acuerdo con el diccionario de la lengua española, la prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales, y consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello. Y en un panorama, incierto como el actual, el nombre le cae como anillo al dedo al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que ha preferido elegir una actitud cauta ante los resultados positivos de la mayoría de indicadores macroeconómicos del país como el PBI, la recaudación tributaria, la demanda interna o el crédito bancario.En su sustentación del presupuesto público del 2011 ante el Congreso, el titular del MEF, Ismael Benavides, advirtió que persisten riesgos externos e internos que podrían condicionar el desempeño del país en los próximos años, poniendo así paños fríos al entusiasmo que muchos muestran en estos días sobre las perspectivas de la economía peruana para el corto y el mediano plazo -y también refrenando el deseo de muchos congresistas por incrementar tal o cual partida presupuestaria.Lo cierto es que el 2011 no será un año cualquiera. Para empezar, el frente externo se muestra sombrío, pues persisten las amenazas de un recrudecimiento de la crisis financiera por causa de los problemas de deuda en Irlanda y otros países de Europa, la lentitud de la recuperación de Estados Unidos (aun con su nuevo plan de estímulo por US$ 600,000 millones) y la desaceleración que se prevé que tendría Asia, sobre todo China.En el frente interno, el próximo año estará marcado por dos periodos: el primer trimestre, caracterizado por una retracción estacional del gasto que se verá exacerbado por el inicio de los nuevos gobiernos regionales y locales. La experiencia muestra que dichas instancias del Estado afrontan serias dificultades para administrar eficientemente sus recursos, por lo que es de esperarse que las nuevas autoridades necesitarán tiempo para adaptarse.El segundo semestre del 2011 será más incierto. Asumirá un nuevo gobierno nacional y aunque los fundamentos macroeconómicos son tan buenos que el PBI podría crecer en piloto automático, no se alcanzaría una tasa tan alta como la que se obtendrá este año. Por ello, consideramos que el MEF hace bien en poner los pies sobre la tierra.