LA LEY DEL EMBUDO
21 de noviembre de 2010

En las últimas dos semanas, hemos presenciado una muestra de lo que será una larga y virulenta campaña presidencial que recién está comenzando. Los insultos han estado a la orden del día y los intercambios no tienen nada que ver con planes electorales o propuestas de gobierno. En realidad, no da la impresión de que nuestros políticos hayan reflexionado sobre el nivel de hartazgo al que sin duda van a llevar al electorado si siguen a ese paso. Peor aún, tampoco deben de haber meditado sobre el riesgo que eso implica para el sistema democrático. No pueden ser tan evidentes los candidatos en demostrar su ansiedad por llegar como sea al poder o mantenerse aferrados en el cargo.Por otro lado, las violentas pugnas se han dado también internamente en los partidos. Debo confesar que nunca esperé escuchar a un secretario general del PPC insultando a un postulante a candidato de una manera tan vulgar que parecía que estábamos en Los Barracones escuchando a un prontuariado. Confirmando, de la manera cómo perdió los papeles, la desesperación que causa en algunos la posibilidad de no ser reelegidos como parlamentarios. Es realmente alarmante cómo parece ser de vida o muerte para muchos el mantenerse en el Congreso, al margen de quien esté gobernando, o qué programa se esté implementando. Lo único que parece contar es que los actuales congresistas sigan teniendo influencia y lucrando.Incluso, los parlamentarios se la pasan culpando a los medios de ser los causantes del masivo rechazo que han generado en la población, por los innumerables escándalos en los que han estado involucrados. Pero es innegable que es su actitud la que los ha llevado tan bajo en la estima del electorado.Por ejemplo, confirmando que en el Congreso no están dispuestos a asumir sacrificio alguno ni hacer ningún esfuerzo, como hacemos el resto de los ciudadanos, se han otorgado un espectacular 28% de incremento en su presupuesto para el próximo año. Incluso, el monto en cuestión no es moco de pavo, son 82 millones de soles o casi 750 mil soles por cada parlamentario.¿Qué emergencia se cubrirá con tamaño incremento? Ninguna, simplemente nuestros padres de la patria se quieren asegurar que cuentan con recursos amplios para poder ‘liquidar’ o ‘compensar’ adecuadamente a los congresistas que no son reelegidos, al igual que a sus numerosos asesores, parientes, queridas y empleados. Más aun, si ese aumento se compara con la propuesta de incremento de menos del 8% para todo el resto del sector público contenido en el presupuesto. Considerando que el Gobierno debe de llevar el déficit fiscal por debajo del 1% del producto para mediados del próximo año, si no quiere ser acusado de ‘delinquir’ en el marco de la ley fiscal, el Congreso es la única entidad que está ignorando la disciplina que correctamente se está imponiendo a lo largo del aparato estatal. Incluso, ni siquiera han tenido la decencia en el Parlamento de intentar explicar el motivo por el cual están dando tan mal ejemplo al resto del Estado.Finalmente, creemos que el nivel de rechazo del electorado hacia el ‘otoronguismo’ hará que este discrimine en la elección entre los candidatos que tengan propuestas serias de trabajo y aquellos que solo quieren seguir disfrutando de su situación de privilegiados. La población ya se cansó de que los políticos siempre se otorguen lo ancho para ellos y solo dejen lo angosto para el resto, señala Fritz Du Bois, director del diario Perú 21.