LA CUMBRE DEL G20
12 de noviembre de 2010

Los países que conforman el G20 están reunidos desde ayer en Seúl, en una cumbre que se extiende hasta hoy y en la que se espera se pueda aliviar las recientes tensiones sobre las disputas cambiarias. En la cita en Corea del Sur del G20, conformado por las potencias económicas sumadas a las grandes naciones emergentes, se prevé que se escucharán las quejas de los países miembros contra el plan de compras de bonos por US$ 600,000 millones de parte de la Reserva Federal. Y por lo visto hasta el momento, EE.UU. defenderá el plan de la FED, en su intento por fortalecer la recuperación de su economía. Pese a las diferencias iniciales existentes, se esperaría que en la reunión se pueda alcanzar algún tipo de acuerdo que evite que se adopten medidas unilaterales, las mismas que puedan terminar desencadenando una guerra cambiaria o comercial. Pero es cierto también que la situación de débil y dispareja recuperación global, ya prolongada, está llevando a que cada nación adopte las medidas necesarias para sí misma, con poca o ninguna consideración sobre los posibles efectos en otras naciones. Y, de prolongarse este debilitamiento, el riesgo de que estas medidas unilaterales se propaguen a nivel mundial se incrementa. Bajo las perspectivas de EE.UU., si el plan de la FED funciona, la recuperación norteamericana debe impulsar el crecimiento mundial, y, con él, el de los precios de materia primas, lo que implicará mayores ingresos para países exportadores como el nuestro. Pero por el lado de los capitales, la llegada de divisas también puede significar una mayor presión para la caída del dólar. Ello puede terminar por dañar al sector exportador local, el mismo que aún no ve muy afectada su competitividad en términos reales, como sucede en otras naciones. En esa situación, se esperaría que las autoridades locales no solo debieran tomar medidas contra la volatilidad cambiaria, sino también medidas más fuertes para evitar efectos negativos de un flujo masivo de divisas. La reunión de Corea del Sur es una buena oportunidad para que las grandes naciones se ordenen y eviten caer en una situación en la que cada uno se vaya por su lado. Aunque el tema de desequilibrios y monedas globales es muy complicado, esperamos que al menos existan algunas coincidencias que permitan avizorar acuerdos concretos más adelante, o al menos se puedan reducir las diferencias.

  • [Gestión,- Pág. 30]
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