Se les llama "golondrinos" porque son capitales que se comportan como esas aves migratorias, pero a veces pueden adquirir las características de una plaga bíblica. Si bien la enorme oferta de dólares en el mercado cambiario local no es un indicio de algún castigo divino, está creando malestar en muchos sectores, principalmente el exportador y, como pocas veces ha ocurrido, ha generado que el propio Banco Central de Reserva (BCR) haya alertado sobre los riesgos de una avalancha de dólares como la que se observó en setiembre, y que no parece haber amainado en lo que va de octubre. Si bien el instituto emisor ha implementado medidas para moderar la apreciación del sol frente a la divisa estadounidense, tales como la elevación de los encajes bancarios en moneda extranjera o la adquisición del billete verde (que ya bordea los US$ 9,000 millones), las presiones a la baja del tipo de cambio persisten. Sin embargo, los esfuerzos del BCR no deben ser los únicos, pues deben estar acompañados por la acción de otras entidades del equipo económico del gobierno. Por ejemplo, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) tiene la responsabilidad de seguir controlando el impulso fiscal y acelerar la reducción del déficit presupuestario.Lo crucial en este tema es entender que el ingreso de capitales golondrinos no obedece necesariamente a la fortaleza de los fundamentos de largo plazo de la economía, puesto que son fondos especulativos y de corto plazo. Si encuentran que en otro mercado las condiciones de ganancia son más atractivas, entonces "vuelan" hacia dicha plaza, y provocan desequilibrios que son difícil es de solucionar. Aquí no hay motivos de estabilidad ni orden en las cuentas macroeconómicas que valgan, como sí ocurre con las inversiones productivas o de deuda de largo plazo, que sí toman en cuenta dichas cualidades.Brasil ha implementado un impuesto que grava el ingreso de los capitales golondrinos, un paso que debería ser evaluado por el Perú para ver si amerita una medida temporal. Al respecto, el MEF y el Congreso tienen la palabra. En paralelo, el gobierno tiene que acelerar la implementación de medidas orientadas a disminuir los costos de las exportaciones, dado que su competitividad es la más afectada por la caída del tipo de cambio.