Después de la presentación del premier Pedro Pablo Kuczynski y su gabinete ante el Congreso de la República en el afán de obtener el voto de confianza, lo que habría que preguntarse es si el Congreso -salvo honrosas excepciones- sería acreedor de aquello que en esta ocasión se le ha pedido que conceda.Fuera de las excepciones señaladas, el nivel de las intervenciones y la levedad de los cuestionamientos surgidos luego de escuchar el programa de gobierno del último año que PPK llevó al recinto parlamentario, nos llevan a preguntarnos si el Parlamento mismo gozaría de tal confianza si hubiese alguna instancia a la cual tuviera que pedírsela.De eso se trata justamente cuando se pide desde diversas instancias de la sociedad que se produzcan importantes reformas electorales que terminen por consolidar una conformación de un Legislativo con mayor solvencia que el actual y que los anteriores, que vienen en cadena bajo una espiral de deterioro.En particular, la exposición de PPK no contuvo mayores sorpresas ni anuncios. Las sospechas de que iba a contener un programa de reformas sustantivas que suplieran aquellas que durante cuatro años no se han hecho, quedaron en nada.Fue una presentación normal, reiterativa casi del discurso presidencial de Fiestas Patrias, quizás un poco más cargada a lo económico, dada la condición del portador del mensaje.Ello por sí solo, con un Congreso más consistente, pudo haber dado pie a un debate intenso, políticamente cargado y definitorio, además, de las diversas percepciones que los partidos presentes en el Congreso tienen respecto del modelo aplicado por este régimen.Pero brilló la anécdota, el pedido provinciano, el gesto lamentable. Ése es el Congreso, pues, que tenemos y que tendremos si no se llevan a cabo las modificaciones legislativas necesarias.Habrá tiempo para enjuiciar con calma y detalle el extenso discurso de PPK, pero tras la primera lectura que surge luego de espectar, apelando a la paciencia profesional, la jornada de ayer, no queda sino alarmarse respecto de lo que le espera a la ya desprestigiada democracia si el próximo lustro nos toca un Congreso como el actual, señala el director del diario "La Primera", Juan Carlos Tafur.