ELECCIONES 2011: LA PRUEBA REAL ESTÁ POR VENIR

Apesar de la incertidumbre que persiste acerca del futuro de la economía global y de los temores que suele generar la cercanía de todo proceso electoral, como el que atravesamos, la economía nacional mantiene su fortaleza y expectativas positivas acerca de ella. A tal punto, que la confianza empresarial en la economía está en su mejor momento. Una reciente encuesta de Apoyo Consultoría indica que en los siguientes seis meses solo el 1% de las empresas reducirá el ritmo de sus inversiones. Si bien ello corrobora que el impacto del ruido político de las elecciones municipales en la economía nacional es menor, sin embargo, ha traslucido que las próximas elecciones presidenciales serán una nueva prueba de fuego para la fortaleza de nuestra economía. En el campo de los fundamentos económicos, la fortaleza de la economía peruana pasó la prueba en el 2009 cuando, a diferencia de décadas anteriores, esta vez sí pudo capear los efectos de la crisis internacional e incluso terminar con cifras positivas. Pero las próximas elecciones presidenciales pondrán a prueba la institucionalidad que la sustenta.El actual proceso electoral municipal ha demostrado, una vez más, la gran volatilidad que existe en el voto ciudadano. Este fenómeno se puede volver a repetir en los comicios presidenciales del 2011, con lo cual el ruido político puede generar inquietud al interior del país y en los inversionistas del exterior.Detrás de esa volatilidad del voto está la debilidad institucional del país, que se explica por la fragilidad de los partidos políticos, por el descrédito de los principales poderes del Estado y por la escasa conciencia política del electorado. No es casualidad que todas las calificadoras internacionales de riesgo crediticio soberano, que han otorgado el Grado de Inversión al Perú, hayan remarcado precisamente la existencia de esta debilidad.Por ello, es muy importante que los partidos políticos, el actual gobierno, los medios de comunicación y los empresarios mantengan una actitud responsable frente al proceso político electoral presidencial que se avecina, el cual forma parte de la democracia, que muchos consideramos que es lo primordial a defender, como base para la continuidad de la consolidación de la economía de mercado.