El ministro de Trabajo, Juan Sheput, ha lanzado una iniciativa de reforma laboral tan inoportuna y carente de contexto, que parece más una zancadilla política. En medio de las luchas de Perú Posible, divulgar esta propuesta justo antes de la presentación del Gabinete Kuczynski solo debilita ese importante acto, abre un nuevo flanco confrontacional e incrementa innecesariamente el ruido político. No está en cuestión la necesidad de una reforma laboral, cuya urgencia hemos subrayado para aumentar el empleo, desincentivar la informalidad y promover remuneraciones dignas y realistas. Igualmente, hemos insistido en eliminar los sobrecostos y propiciar un nuevo diálogo entre empresarios y trabajadores, fuera de cualquier manipulación política o ideológica.Todo esto implica, sin embargo, un enfoque integral, para lo cual se creó un foro como el Consejo Nacional del Trabajo (CNT), donde están representados empleadores, trabajadores y Gobierno.¿Qué busca Sheput? Pues independientemente de sus intenciones, debemos demandar al Gobierno mayor orden, consistencia y unidad para actuar, en lo que corresponde responsabilidad principal al presidente Toledo. Este no debe permitir más dispersión entre sus propias huestes, so riesgo de afectar aun más la imagen del Gobierno --que no cesa de dispararse a los pies-- y la estabilidad política y económica del país.