Eran las 3:06 p.m. de ayer y el vuelo 204 de la aerolínea TANS, con 98 personas a bordo, estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto David Armando Abenzur de Pucallpa. Según las versiones de los sobrevivientes, fuertes vientos sacudieron la máquina hasta que cayó a solo un minuto y medio de su destino.Los ocupantes salieron como pudieron de la aeronave que, tras el impacto, se incendió y luego explotó. Ellos fueron apoyados por unos cuantos pobladores que, como don José, estaban de manera casual por el lugar. Se presume que el piloto Octavio Pérez-Palma Garreta había intentado aterrizar de emergencia al ser afectado por los vientos. El profesional había regresado hace poco tiempo de un curso de actualización, justamente en manejo de ese tipo de máquinas.Cuando llegaron las brigadas de rescate, una media hora después de la tragedia, encontraron escombros de la aeronave y una parte de la cabina de pilotos aún ardía. Los heridos se habían retirado unos metros de la zona del impacto y los que podían rezaban a Dios por haber salido con vida de este siniestro. Los trabajos para sacar a los heridos. Algunos fueron muy difíciles, pues se trata de un área pantanosa donde abundan palmeras conocidas como ñejillas, las cuales son muy espinosas. En esta labor colaboraron la policía, los bomberos, la unidad de rescate del aeropuerto y personal de la empresa petrolera Maple. Dos helicópteros de la Policía Nacional también llegaron a la zona y se encargaron de trasladar a las heridos más graves a los hospitales de Pucallpa.Según informes del gobierno regional, 29 de los heridos fueron trasladados al Hospital regional de Pucallpa, 19 al Hospital de Essalud de esta ciudad y 9 al Hospital de Yarinacocha.Por la noche, el jefe de la policía en Pucallpa, general PNP Ariosto Obregón, informó que se había podido encontrar 41 cadáveres, que fueron llevados a las dos morgues de Pucallpa. "La identificación de los cuerpos será difícil pues muchos han quedado mutilados", señaló apenado el alto oficial.