En Piedra Grande –comunidad que queda en la provincia de Huarochirí– nadie podrá olvidar el fatídico mes de junio del 2006, cuando cinco personas murieron asfixiadas por gases tóxicos en un pozo de agua. La primera de ellas bajó para intentar encender una motobomba de petróleo descompuesta que impulsaba el agua desde el pozo, asfixiándose con el monóxido de carbono que emanaba el aparato; las otras cuatro personas fallecieron por el mismo motivo al intentar auxiliar a la primera. Piedra Grande es una comunidad dedicada a la producción de tunas y cochinillas. Los pozos de agua son fundamentales para regar la tierra desértica del valle de Chilca (donde queda Piedra Grande) para sembrar sus tunales. Según Julio Santos, presidente de la Asociación de Productores de Tuna y Cochinilla de esta zona, en total han fallecido cerca de 20 personas en diez años al ingresar a los 180 pozos que riegan las casi 1.200 hectáreas de las comunidades del valle de Chilca. Esto podría llegar a su fin. El Banco Mundial, el Ministerio de Energía y Minas (MEM), y la Empresa de Infraestructura Eléctrica Adinelsa, han implementado un programa para promover el uso productivo de la electricidad en varias zonas del país, que incluye áreas rurales de Lima como Piedra Grande. El programa reemplazará las bombas a combustible por otras eléctricas, para que los pobladores ya no tengan que introducirse en los pozos.