CLIMA ELECTORAL NO DEBE AFECTAR LA ECONOMÍA
23 de septiembre de 2010

La contienda electoral ha entrado en su recta final y, como es usual, se ha calentado el clima de confrontación no solo de ofrecimientos y programas, sino también de exageraciones, ataques personales y métodos vedados, que tienen que ser superados para no afectar ni la voluntad popular ni la estabilidad económica y política del país. El suelo está parejo, ha recalcado el presidente Alan García ante la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. "El Perú -ha dicho- viene demostrando que es un país serio", con un sistema financiero sólido y sin peligro de inflación o devaluación. Este pronunciamiento debe disipar los eventuales temores de la banca internacional y los inversionistas ante polémicas evaluaciones de la campaña electoral en curso hechas por analistas económicos peruanos de incuestionable reputación. Estos, quizá contagiados por el alto nivel de confrontación y fluctuación de preferencias electorales, adelantaron que un eventual triunfo de la izquierda en el municipio capitalino podría causar la preocupación de los agentes financieros del exterior. Es más, insinuaron que podría darse una contracción de inversiones y un descenso de la curva, hasta ahora ascendente, del crecimiento económico, con nefastas consecuencias en empleo y desarrollo social. Es verdad que el ruido político electorero ha arreciado en los últimos días. Y no solo por el ascenso de la candidata izquierdista Susana Villarán y la desazón de sus contrincantes, sino también por hechos tan preocupantes y deleznables como el atentado, supuesto o no, contra un candidato regional del Callao, la publicación de audios obtenidos ilegalmente sobre conversaciones privadas y el reparto de volantes apócrifos. Todo esto, sin embargo, no debería llevarnos a conjeturas alarmistas y sin fundamento, que podrían hacer daño a la imagen del Perú. Lo que necesitamos ahora, aparte del más enérgico deslinde de los partidos y movimientos en contienda para terminar con la guerra sucia, es devolver orden, cordura y equilibrio a estos comicios, como lo ha solicitado la Conferencia Episcopal. Si bien algunas notas del Barclays Bank alertaban sobre una cierta inestabilidad electoral, ayer mismo, para no dejar lugar a dudas, el prestigioso medio "Financial Times" dio a conocer un informe que destaca la estabilidad económica y financiera del Perú, lo cual, detalla, se evidencia en la fortaleza del sol, la acogida de los bonos, el buen nivel de la deuda y de las reservas internacionales, así como la acentuada curva de crecimiento del PBI, que en junio pasado alcanzó la descollante cifra de 11,9%. Y, recientemente, "The Economist" reconoció el buen estado de nuestra economía, a pesar de los embates de la crisis internacional. En suma, invocamos al Gobierno, a los candidatos y a los analistas económicos a apreciar el vaivén de la economía peruana desde una perspectiva crítica sí, pero independiente y exenta de cualquier anteojera politiquera o electorera. Tengamos en cuenta que atravesamos un año electoral y que los comicios presidenciales están a la vuelta de la esquina, en abril próximo, por lo que el ciudadano demanda propuestas para fortalecer la democracia, no guerra sucia ni alarmismo financiero.