Ganar los últimos 100 metros de una carrera de postas no es fácil. El flamante ministro de Economía, Ismael Benavides, está ante una situación similar en un contexto electoral que durará hasta abril o mayo del 2011 y en el que las presiones por mayor gasto público estarán a la orden del día. Por ello, ha hecho bien el ministro en remarcar, desde un inicio, que ajustará el gasto público de manera que el déficit fiscal sea este año incluso menor que la meta fijada (1.5% del PBI) porque ya no hay necesidad del estímulo fiscal en vista de que el gasto privado es suficiente para mantener un ritmo de crecimiento económico adecuado. Más aun, cuando el riesgo de una nueva crisis externa persiste y es preciso "guardar pan para mayo". Cumplir con este cometido será, sin embargo, complicado. Lo primero que enfrentará el titular del MEF serán las presiones por mayores gastos en el marco de la aprobación del presupuesto público para el 2011 cuyo proyecto de ley ya está en el Congreso. Para defender este proyecto (o hacerlo más austero), Benavides tendrá que estar convencido de la efectividad de los candados que contiene, evitar que estos sean desmontados y reforzarlos. De otro lado, el ministro ha anunciado que acelerará las concesiones de infraestructura, particularmente para integrar al mercado y a los beneficios del crecimiento económico a la población más pobre. Eso es positivo, solo que se deberá priorizar las obras rentables no solo desde el punto de vista privado sino también social. Hay que preservar la calidad y eficiencia del gasto en inversión. En cuanto a la pobreza, puede ser el momento para emprender una nueva reforma (que ya alistaba el MEF) de los programas sociales para eliminar la alta filtración, subcobertura y mala focalización de muchos de ellos. En cambio, no parece plausible esperar grandes avances respecto a las reformas estructurales pendientes (por ejemplo, homologación de remuneraciones del Poder Ejecutivo y Carrera Pública; otra reforma tributaria; o un nuevo esquema para distribuir el canon minero), debido al corto tiempo que le queda al actual gobierno. En todo caso, es de esperar que se continúe con la agilización de trámites burocráticos para facilitar la inversión privada y la mejora del ambiente para los negocios y la competitividad del país.