LOS GRANDES RETOS DEL NUEVO GABINETE
16 de septiembre de 2010

Juró el nuevo Gabinete, encabezado por el ministro José Antonio Chang, que conserva la cartera de Educación y de quien se espera una gestión ordenada y dialogante en el tramo final del segundo gobierno aprista. Chang, uno de los pocos ministros que se mantiene desde el inicio del régimen, ha tenido una destacada labor en su sector. Ello se evidencia en la ley de carrera magisterial, la evaluación de los maestros y la disminución de la injerencia politiquera e ideologizada de la cúpula del Sutep. Ahora, el cargo mucho más complejo, amplio, visible y demandante en la Presidencia del Consejo de Ministros le exigirá mucha ponderación y capacidad de negociación y comunicación. El conflicto de Espinar, en el sur, es una prueba de fuego a la espera de una solución integral, dialogada y legal que no siente un mal precedente para el desarrollo regional y las inversiones. En cuanto a la formación del nuevo Gabinete, el cambio más saltante es la salida de Mercedes Aráoz del MEF. Sin embargo, la entrada de Ismael Benavides, ex titular de Agricultura y conocido empresario, asegura la continuidad de un modelo que resistió bastante bien la fuerte crisis internacional. El tema más gravitante es monitorear el notable crecimiento económico, seguir promoviendo la inversión productiva y la generación de empleo en las regiones, además de ordenar de una vez por todas el sistema de remuneraciones y pensiones de los policías y militares, en coordinación con el nuevo ministro de Defensa. Otro asunto álgido es el vinculado al referéndum de los fonavistas. Un sector problemático desde hace tiempo es el del Interior, donde la gestión de Octavio Salazar fue bastante magra. El nuevo ministro, Fernando Barrios, tiene experiencia en gestión administrativa, pero es evidente que el reto que enfrenta es grande. Debe rodearse de un afiatado equipo técnico para implementar una política de seguridad ciudadana, clamorosamente exigida por toda la ciudadanía expuesta a robos, secuestros, asesinatos y otras aberrantes formas de criminalidad. Los ciudadanos exigen prontos resultados. En el Ministerio de Transportes, que sigue a cargo de Enrique Cornejo, si bien existe un gran avance en la construcción de carreteras, sigue pendiente la elaboración de un plan realista para la concesión del aeropuerto de Chinchero, en el Cusco. El sector Energía y Minas, en el que continúa Pedro Sánchez, debe preocuparse porque el fondo voluntario minero y otros dineros que provienen de la minería dejen un beneficio palpable en las comunidades donde se desarrolla esa actividad, además de seguir fomentando las energías renovables. Junto con el Ministerio del Ambiente tiene que bregar para prevenir y desactivar conflictos sociales, con la colaboración de la Defensoría del Pueblo. Y, así como en la cancillería se asegura una línea de continuidad con la gestión de José Antonio García Belaunde -algo crucial para afrontar la demanda ante La Haya por el conflicto marítimo con Chile-, en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo se deberá seguir impulsando la apertura de mercados para nuestros productos de exportación. Todo ello sin descuidar el fomento del turismo en nichos específicos, como el que Lima se convierta en un destino internacional para convenciones, congresos y turismo gastronómico. En tanto, en el Ministerio de Agricultura se deben atender los programas de compensaciones por el TLC con Estados Unidos, en el sector Producción ordenar la pesca artesanal y en el Ministerio de Trabajo lograr que funcione de una vez el Consejo Nacional del Trabajo. A este Gabinete, posiblemente el último del presente gobierno, le corresponde también garantizar una transición ordenada e impecable; observar reglas claras de neutralidad, correcto uso de recursos públicos y monitoreo del gasto; y, por supuesto, luchar contra la corrupción y no dejar bombas de tiempo a quien resulte elegido en abril próximo, en todo lo cual se espera un liderazgo firme y democrático del ministro Chang.