LA MADUREZ DEL EMPRESARIADO
6 de septiembre de 2010

El Código de Consumo, finalmente aprobado, parece menos reñido con la actividad empresarial de lo que se esperaba cuando empezó a gestarse. De ahí que se le haya visto a la Confiep con una postura medida y dialogante, antes que obstruccionista, mientras duró el debate.Esto es loable, más allá de que el principal gremio empresarial tenga razón en varios de los cuestionamientos puntuales que le hace a dicho documento. Lo perfecto es enemigo de lo bueno, y algunos líderes empresariales han comprendido que es mejor para sus propios intereses sumarse a esfuerzos como este y sugerir desde dentro -en tono conciliador antes que amenazante-, en lugar de ponerse en la otra orilla, autocalificarse de "enemigo" de la causa y tentar boicotearla.Muchos empresarios están convencidos de la solidez de sus fundamentos, pero sobreestiman su poder de influencia o se atribuyen más legitimidad social de la que han logrado forjarse. Aquí tienen mucho trabajo por hacer y resulta auspicioso que instituciones como la Confiep estén comprometidas con ello.De hecho, el empresariado tiene mucho mérito por haber impulsado lo que, desde mi punto de vista, será a la larga más beneficioso para los consumidores peruanos que el código mismo: la apertura comercial del país y la firma de cada vez más TLC.