Existen varios motivos de fondo para que el presidente de la República, Alan García Pérez, haya calificado ayer de "contrato del siglo" al que se ha suscrito con el consorcio suizo Xstrata Copper para explotar el gigantesco emporio de cobre de Las Bambas, ubicado en la región Apurímac. En primer lugar, citaremos que se trata de un megaproyecto cuprífero de dimensión mundial a cargo de una empresa con amplia experiencia en el rubro que invertirá 4,100 millones de dólares en un área de 35 mil hectáreas, con una producción inicial de 400 mil toneladas de cobre metálico en concentrados. La prospección exploratoria se estima en un millón 132 mil toneladas de mineralización del metal rojo.El tiempo de vida de la mina se calcula en 18 años, por lo menos, con un importante potencial de expansión futuro altamente prometedor.El volumen productivo de este conjunto de asientos mineros nos aproxima a la visión nacional de convertir al Perú en líder mundial en la actividad minera, promoviendo la inversión y estableciendo políticas y estándares que permitan el desarrollo inclusivo y sostenible del país.A diferencia de lo que acontecía con la minería en tiempos ya superados felizmente, en esta oportunidad, al igual que ocurre con otros proyectos, el Gobierno ha tenido especial cuidado en garantizar que se cumpla con los estándares internacionales y la legislación nacional para que la empresa contratante adopte todas las previsiones técnicas en defensa del medio ambiente y a favor del desarrollo local y regional.En este aspecto, hay que señalar que en julio pasado se realizó con resultados positivos la audiencia pública para el Estudio de Impacto Ambiental, con la participación de más de 6 mil personas, y anteriormente se desarrollaron 18 talleres en toda la zona de influencia.La ejecución de este megaproyecto también tiene una significación histórica, puesto que se desarrollará en una de las regiones más deprimidas y excluidas del país, donde campean la pobreza y la falta de oportunidades desde épocas seculares. En adelante, Las Bambas no solamente será una fuente de empleo, sino que proporcionará grandes recursos para impulsar el desarrollo de toda la región Apurímac, con vías de comunicación y dinamización del comercio, la agricultura modernizada y otras actividades productivas. Los expertos calculan que el desarrollo del proyecto generará un promedio de 3,600 empleos directos durante su construcción y 1,350 puestos de trabajo permanente a partir de que entre en operación. Adicionalmente, se estima que por cada empleo directo se generarán cinco indirectos.En el ámbito nacional, esta iniciativa alcanza una connotación emblemática y está llamada a ser un auténtico paradigma para que las demás regiones del país donde existen grandes prospectos mineros, como bien lo señaló el Jefe del Estado, "abran los ojos" y también apuesten por la inversión privada para dar el salto definitivo y se derrote por fin a la pobreza y el subdesarrollo.