Ni Carlos Marx hubiese imaginado un caso como el de Majaz, en el que la ideología sirve tan perversamente para disfrazar y legitimar el mal. Hasta la Iglesia está comprometida. Resulta que la comunidad de Yanta y la provincia de Ayabaca, las más recalcitrantes opositoras a la actividad de la empresa minera, se encuentran en la vertiente occidental de los Andes de modo que de ninguna manera podrían sufrir el impacto de una eventual actividad minera que se ubica en la vertiente oriental, al otro lado del divortium aquarum: sus fluidos tendrían que trepar las cumbres para pasar al otro lado, algo que ni la mentalidad mágicoreligiosa del obispo del norte podría imaginar como posible. (Jaime de Althaus - El Comercio)