El Gobierno y las autoridades regionales y locales de Pasco tienen que asumir de inmediato su grave responsabilidad de poner fin a un escandaloso contrasentido: una región tan rica en minería no puede terminar literalmente ahogada por la irresponsabilidad, excesos y abusos de ciertas empresas de este rubro.Es tiempo de acabar con la insensibilidad social y la indolencia gubernamental, denunciada de modo reiterado, ante el sufrimiento y la muerte de menores por envenenamiento con plomo. Como quedó demostrado en la última Audiencia Regional organizada por El Comercio en Pasco, al terrible drama de la contaminación se agregan otros tan serios como el desempleo, la pobreza, el desorden urbano y la falta de atención a necesidades básicas como seguridad, educación y salud. A propósito, las víctimas del frío siguen incrementándose, mientras los gobiernos locales hacen muy poco para aliviar el dolor de sus vecinos.En cuanto a la polución, se da el triste récord de que el 90% de la población, mujeres, hombres, grandes y pequeños, tienen plomo en la sangre, lo que pone en riesgo su integridad y su vida. En tanto, el proyecto para mover la ciudad sigue estancado mientras que la principal empresa minera, Volcan, continúa sus labores de explotación y expansión, al margen del plan de desarrollo urbano.No se trata aquí de enfrentar la iniciativa empresarial con las comunidades, sino básicamente de una cuestión de orden y respeto a la ley, la justicia y los derechos ciudadanos. El hecho de que la empresa sea una fuente principal de empleo de la zona no le da derecho a conculcar el ordenamiento legal. ¿Y después nos preguntamos por qué surgen los conflictos sociales?Así como hay que exigirles a todas las empresas mineras que cumplan estándares ambientales y dispongan adecuadamente de los relaves mineros, debe demandárseles, como recién se empieza a hacer, buen trato a sus trabajadores, así como medidas de seguridad y emergencia, como las que han hecho posible la supervivencia de 33 mineros en Chile, a 700 metros de profundidad.En tal contexto, un gran mérito de la Audiencia Regional, como señalan los pasqueños, ha sido recordarle al país la dura y compleja realidad de una región que también sufre, además de polución, los rigores de la pobreza extrema, el analfabetismo y la desnutrición. En suma, no se puede perder más tiempo. Por lo pronto, los ministerios de Energía y Minas, del Ambiente y de Salud tienen que explicar qué es lo que van a hacer para regular la actividad minera, de modo que se controlen y reduzcan la contaminación y el envenenamiento con plomo de los pasqueños.Los gobiernos local y regional, por su parte, no pueden soslayar su responsabilidad en la génesis y falta de reacción ante estos problemas que se han ido agravando con el tiempo. Los ciudadanos, a su turno, deben exigir a los candidatos a las próximas elecciones no solo compromisos concretos de solución, sino un deslinde firme y claro respecto de esta dolorosa realidad que agobia a esta parte del país.