LA DIFICULTAD DE PENSAR PARA EL LARGO PLAZO
25 de agosto de 2010

Dentro de tan solo quince años la pirámide poblacional del Perú tendrá la forma de una mastaba, pues los grupos de edades inferiores a los 40 años ya no serán tan mayoritarios como lo son hoy, en tanto que los adultos ganarán participación gracias al aumento de la expectativa de vida. Este cambio arrastrará serias dificultades que, a pesar del poco tiempo que queda, no han concitado el interés de quienes deben ocuparse de establecer los lineamientos de política para el largo plazo en el país: el Poder Ejecutivo y, principalmente, el Congreso.Las personas vivirán en promedio 22 años luego de jubilarse, lo que significa que en estos momentos ya deberían estar acumulando el dinero que necesitarán para entonces. Eso dicta la teoría, pero en la práctica apenas el 36% de la población económicamente activa (PEA) se encuentra afiliado a algún sistema pensionario. El resto, lamentablemente, no es consciente que, cuando su vida productiva termine, afrontará muchos obstáculos para asegurarse su subsistencia.Mientras tanto, en el Gobierno se promueve la desafiliación de los trabajadores al sistema privado de pensiones (SPP) y su retorno al sistema estatal -un tema que incluso formó parte del discurso presidencial del 28 de julio- pese a que este último no asegura la rentabilidad de los fondos y, lo que es peor, no ofrece a sus afiliados cuentas individuales, que en contraposición es la principal ventaja del SPP.Es claro que cuando se trata de pensar en asuntos relacionados con el largo plazo, las autoridades sufren de serios aprietos. Y si el caso involucra algún tipo de gasto, pues el bloqueo mental es completo. Lo que la realidad muestra es evidente: las iniciativas legislativas en materia laboral están dirigidas únicamente a los trabajadores dependientes y aunque existen normas de índole pensionaria, como en el caso de la micro y pequeña empresa, el asunto sigue sin ser definido.El SPP está implementando alternativas de jubilación para los trabajadores independientes, pero ese esfuerzo no será suficiente si por el lado del Estado lo único destacable es la indiferencia. Es impensable que el "plan" sea extender la asistencia a la vejez desvalida que se iniciará este año (simplemente porque no existe ningún plan).

  • [Gestión,Pág. 30]
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