El rechazo de un sector de la población a la exportación del gas de Camisea se agudizó desde fines del gobierno anterior debido a que los cambios normativos y a los contratos que este hizo para permitir que el gas del lote 88 avale al proyecto de exportación fueron vistos como algo que no se condecía con el interés nacional. El gobierno actual prometió solucionar este problema, pero no solo no lo ha hecho sino que puede estar complicando el panorama para el próximo gobierno.Al inicio de su mandato este gobierno prácticamente congeló el precio regulado del gas natural del lote 88 para el mercado interno, al renegociar (en el contrato) la fórmula de ajuste. Con ello la demanda de gas del lote 88 creció exponencialmente (sobre todo para generación) y seguirá creciendo si no se corrige esta distorsión, presionando en extremo las reservas de este lote y creando las condiciones para el conflicto.El año pasado, tras la amenaza de desabastecimiento del 2008, el gobierno acordó con el Consorcio no usar para la exportación, por cinco años, el gas del lote 88, pero ello no se formalizó con una modificación del contrato. Recientemente el ejecutivo se ha comprometido con los pobladores de Quillabamba (Cusco) a que el gas del lote 88 será exclusivamente para el mercado interno, cuando ello requiere modificar el contrato con el Consorcio tal como lo confirma el decreto supremo que autoriza a Perupetro a iniciar la renegociación.Algo similar ocurre con la autorización a Petroperú para renegociar el cálculo de las regalías. El gobierno ha asegurado a la población que la exportación de gas no pagará, en ningún caso, menos que las regalías que paga el gas que se destina al mercado interno sin previamente haber renegociado el contrato. Asimismo, asignó mediante un decreto supremo 1 TCF de gas del lote 88 para calmar las presiones del sur del país, sin que haya un acuerdo formal con el consorcio.Es decir, este gobierno está creando expectativas en la población que, de no concretarse, serán ´bombas de tiempo´ para el gobierno entrante. En lo que le resta de mandato debería mas bien estructurar una política de estado en el tema energético, determinar la matriz que nos conviene, programar las inversiones y fomentar la demanda de aquellas energías más abundantes y óptimas.