Lo que, en principio, es una buena noticia, se ha convertido en tema de arduo debate macroeconómico en las últimas semanas: ¿Cómo afrontar el acelerado crecimiento de nuestra actividad productiva, que llegó casi a 12% en el mes de junio? ¿Qué debemos hacer ante la eventualidad de que esta tendencia se mantenga, también en la demanda interna, y pueda producirse un incremento inflacionario? Adicionalmente, ¿qué responsabilidades deben asumir el Banco Central de Reserva (BCR) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)?En el caso del BCR, para cumplir uno de sus objetivos, asegurar la estabilidad de los precios, la entidad ha venido elevando la tasa de interés de referencia, variable que regula el costo del crédito al sector privado. Esto con la finalidad de contener el crecimiento de la demanda y evitar que los peruanos quieran comprar una cantidad de productos que las empresas ya no pueden abastecer, induciendo a estas últimas a subir los precios y generar inflación.Sin embargo, con una tónica distinta, el MEF mantiene el impulso del gasto público que se inició con el plan de estímulo económico poscrisis global, lo que acelera los engranajes de la economía y alimenta la demanda. Tenemos, por tanto, de un lado al BCR tratando de contener la demanda interna y, de otro, al MEF, que no levanta del todo el pie del acelerador.Esta dicotomía no puede continuar. La ministra de Economía y Finanzas, Mercedes Aráoz, ha dicho que su despacho y el BCR coordinan su trabajo constantemente a través de reuniones semanales, y que el gasto público no se va a recortar, pero sí se limitará su crecimiento. No obstante, diversos analistas opinan que ello no basta, pues las presiones inflacionarias son más reales de lo que se cree. El mismo presidente del BCR, Julio Velarde, ha advertido que hay una "euforia excesiva" respecto de la economía peruana. El objetivo ahora debe ser evitar un sobrecalentamiento del aparato productivo, riesgo que existe y podría derivar en un cuadro de inflación. Otros analistas proyectan que el crecimiento económico se desacelerará naturalmente en los próximos meses, lo que impedirá un alza de precios por encima de la meta del BCR (entre 1% y 3%).El contexto global es ciertamente preocupante. Por ejemplo, algunas economías desarrolladas como la japonesa y la estadounidense han dado señales de que la crisis todavía persiste y que la recuperación todavía es débil. Por lo mismo, concordamos en que en el caso puntual del Perú parece razonable que se comience a moderar el gasto público, para evitar que se alimente la demanda más allá de lo necesario, así como para aprovechar las circunstancias y disminuir o cerrar el déficit fiscal.Bien es cierto que el déficit fiscal del año pasado y el previsto para el 2010 están todavía dentro de parámetros razonables, pero haría bien el Gobierno en contener la expansión del gasto y así evitar problemas posteriores.Se requiere, pues, un manejo muy fino para administrar el sorprendente crecimiento económico por el que estamos atravesando y evitar algún entrampamiento futuro que nos obligue a realizar algún ajuste dramático. No hay que alarmarse. Por ahora, la situación luce bajo control, pero tiene que mejorarse aun más la coordinación entre nuestras autoridades económicas, con criterios de realismo y responsabilidad.