Para el presidente de la Confiep, Ricardo Briceño, los empresarios se mantienen aún demasiados alejados de un Perú que "se desenvuelve más allá de las comodidades de San Isidro", lo que genera desencuentros como el ocurrido en Echarate.Este es uno de los nueve distritos de la provincia cusqueña de La Convención, y el más rico del Perú, merced a los más de 200 millones de soles anuales que recibe por canon minero. Paradójicamente, la mayoría de su población vive en condiciones de extrema pobreza. "Lo que sucede en Echarate es responsabilidad de todos", fue la categórica conclusión de Cecilia Blume, al inaugurar en Ica el VI Congreso Waaime en Minería y Energía, incluyendo incluso a las empresas mineras, generadores de la riqueza.En la ceremonia estaban presentes los presidentes de la Confiep, Ricardo Briceño, de la SNMPE, Hans Flury, y el de la SNI, Pedro Olaechea. El primero se expresó con mucha contundencia cuando le tocó evaluar el papel que está cumpliendo la minería en el desarrollo nacional, y ensayó una contestación a la interpelante intervención de Blume."Tenemos que ser autocríticos y preguntarnos si la minería ha sido capaz de insertarse en el Perú real, aquel que vive en condiciones como las de Echarate", dijo Briceño. La respuesta fue el silencio del auditorio, que quizá esperaba una exposición cargada de números que graficaran el enorme potencial de las actividades extractivas.Flury también se mostró preocupado porque los S/. 1,500 millones generado por el canon minero "no han dejado marca en el país", aunque no señaló si a las empresas les cabe alguna responsabilidad por la mala gestión que dan las autoridades a esos fondos.
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