El inicio de la etapa productiva de la mina de fosfatos de Bayóvar en Piura marca un hito histórico en la marcha pujante del Perú hacia una etapa superior de desarrollo, solamente comparable con la producción del gas natural de Camisea o, en el campo de la infraestructura, con la construcción de la carretera Interoceánica Sur.Se abre un gran futuro para nuestro país como exportador de roca fosfórica y, posteriormente, de fertilizantes procesados hacia grandes mercados del Brasil y los países asiáticos de la cuenca del Pacífico, sin dejar de priorizar la demanda interna.Hay que tener en cuenta que la construcción de la planta de Bayóvar, los almacenes, una carretera de 32 kilómetros y un puerto marítimo demandó al consorcio brasileño-japonés una inversión de 566 millones de dólares, con la proyección de invertir otros 300 millones de dólares en una segunda etapa de ampliación.Se trata de uno de los mayores emporios de fosfatos de la más alta calidad de Sudamérica, con capacidad de producir un millón de toneladas de roca fosfórica solamente en el primer año.Las obras previas de la mina generaron 1,300 puestos de trabajo directos, mientras que en la etapa de operación se da empleo directo a 300 personas y 250 empleos indirectos. La empresa ha dado prioridad a la contratación de mano de obra local con el concurso de muy pocos técnicos extranjeros.Además, se han desarrollado obras de ayuda y promoción social en los pueblos de la provincia de Sechura y las correspondientes medidas de protección para controlar el impacto ambiental.La importancia capital que tiene este proyecto para el futuro de nuestra patria justifica plenamente las reflexiones y preocupaciones formuladas ayer por el presidente de la República, Alan García Pérez, cuando hizo un llamado ferviente para que construyamos una nación única, con un desarrollo uniforme y armonioso, y desterremos regionalismos mal entendidos, o manipulados, que obstaculizan el progreso de todos los peruanos.La unión nacional, en efecto, no es una mera palabra decorativa. El Perú es uno solo por sus raíces históricas, por su destino común, y esa unidad no solamente debe darse en las ceremonias y discursos patrióticos, sino que debe concretarse en las obras, en los grandes retos y desafíos, en la hora suprema de dar el paso definitivo hacia un futuro de bienestar y justicia de nuestros pueblos.Por este motivo de fondo, el Jefe del Estado ha puesto a Bayóvar como un ejemplo para todos los peruanos, y en este punto se preguntó qué habría pasado con esta inversión de 566 millones de dólares si el proyecto no hubiera contado con el respaldo de toda la población.