No obstante que son más contaminantes y que sus reservas se están agotando, los gobiernos y empresas prefieren el consumo de los combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón. Así quedó revelado en un informe de la Agencia Internacional de Energía, que confirmó que los estados y empresas aportaron US$557.000 millones en créditos, subsidios o tarifas preferenciales, mientras que las energías renovables recibieron una doceava parte: entre US$43.000 y US$46.000 millones. Para el director de New Energy Finance, Michael Liebreich, que fue citado por la agencia Bloomberg, esa preferencia se debe a que las empresas creen que las fuentes renovables deben solo recibir apoyo estatal.