Para Carlos Lozada, presidente de la Comisión de Agricultura de ADEX, es difícil cuantificar el porcentaje de incremento de los precios de la tierra agrícola, porque estos dependen de varios factores, entre ellos la ubicación del valle, el tipo de suelo, la disponibilidad del agua, etc.No es lo mismo, señala Lozada, una hectárea en un valle olvidado y sin agua que otra en la zona de Ica, en el corazón de Cañete, en Chavimochic, Olmos, Majes, Arequipa; o tierras con cercanía a las vías de acceso, a la energía eléctrica, carreteras, puertos y aeropuertos.Refiere casos de proyectos agrícolas que se hicieron con tierras que costaron US$ 100 por ha eriaza, en la cual hubo que invertir recursos adicionales para habilitarla y ponerle agua, hasta otras que costaron US$ 35,000 por ha, "en el corazón del valle y con agua".
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