El malestar y la incertidumbre que desde el 3 de julio agobian a miles de propietarios de vehículos que cuentan con el sistema dual de combustible (GLP y gasolina), a raíz del desabastecimiento de gas licuado de petróleo en la capital, se extendieron ayer hasta las amas de casa de varios distritos limeños, donde se restringió la venta de balones de 10 kg de este producto para el uso doméstico. Pese a que, tal como lo anunció el Ministerio de Energía y Minas, anoche comenzó el abastecimiento de camiones-cisterna en la planta de Zeta Gas (Callao), que renovó sus reservas con la llegada de un buque carguero desde Pisco, el producto continuó escaseando en grifos y en centros de distribución de balones de gas de Surco, San Borja, Miraflores, Jesús María, San Miguel y el Cercado.